Nos remiten nuestros compañeros del GREP-AEDN una reflexión sobre el alcohol que quiere compartir con todos vosotros.
En el último número de la muy recomendable revista OCU-Salud (ocu-salud 93 Dic 2010/Ene 2011, páginas 10-14), aparece una interesante encuesta
llevada a cabo por la Organización de Consumidores y Usuarios relacionada con el
consumo y las actitudes frente al alcohol en España.
Resulta relevante
destacar que la Organización de Consumidores y Usuarios se alinea con la
Organización Mundial de la salud tal y como hizo en su día el GREP-AEDN: “cuanto
menos alcohol, mejor”.
Nos permitimos
incluir en este post unos pequeños “recortes” del artículo, para tentaros a que
os suscribáis a OCU-Salud y tengáis acceso no sólo a este artículo, sino a toda
la revista y a los contenidos de su web (www.ocu.org).
“Un 15% de la población
desearía beber menos”.
“En la publicidad de las
bebidas alcohólicas nos recomiendan un consumo responsable. Pero a nosotros nos
gusta más la propuesta que hace la OMS de “cuanto menos alcohol, mejor”.
“No queremos dar a entender
que hay un consumo seguro para toda la población. Tal vez sea más exacto hablar
de consumo de riesgo bajo”.
“No hay una cantidad 100%
segura” [de alcohol]
“Consumo seguro = CERO” [de
alcohol]
Desde el GREP-AEDN
nos señalan algo que los dietistas-nutricionistas no podemos olvidar cuando se
trata de alcohol y salud: que los estudios que observan asociaciones entre el
consumo “moderado” (entre comillas –porque deberíamos denominarlo “de riesgo
bajo”-) de alcohol, y potenciales beneficios para la salud suelen no tener en
cuenta que quien toma alcohol con “moderación” suele tener un estatus
socio-económico mayor (hecho que se asocia, entre otros muchos otros factores, a realizar más actividad física) que quien no
lo toma de dicha manera. Además, los estudios que observan mayor mortalidad en
abstemios que en bebedores “moderados”, deben tener en cuenta que los abstemios
son significativamente más propensos a haber tenido problemas antes con el
alcohol, a ser obesos y a fumar que los bebedores moderados y puntúan
significativamente más alto que los bebedores moderados en los problemas de
salud y en síntomas depresivos, entre otros potenciales factores de confusión.
Todo ello se asocia a un mayor riesgo de mortalidad.
Los “factores de
confusión” son, como se puede observar, considerables. Tal y como afirma Alison
A. Moore, profesor de medicina y psiquiatría en la David Geffen School of
Medicine at the University of California, Los Angeles, en una entrevista
publicada en sciencedaily.com,
ninguno de los estudios que ha examinado la asociación de beber alcohol con la
mortalidad ha sido “experimental”, es decir, no hay estudios en los que un
grupo de personas haya sido aleatoriamente asignado para tomar una cantidad
concreta de alcohol, o a no beber alcohol. Todos los estudios han sido observacionales,
lo cual significa que personas que toman una cierta cantidad de alcohol son
comparadas con otras que no la toman. Como la cantidad de alcohol que toman los
participantes no es controlada, y las características de las personas que
escogen beber cierta cantidad de alcohol pueden ser muy distintas a las de
quienes no toman alcohol, es prácticamente imposible demostrar mediante dichos
estudios observacionales que el alcohol “causa” las reducciones en la
mortalidad.
En cualquier caso,
aunque el consumo “moderado” de alcohol ejerciese potenciales beneficios para
la salud, desde el GREP-AEDN nos recuerdan que, tal
y como señalan otros investigadores, los profesionales sanitarios no
debemos promover dicho mensaje, ya que hay estudios que demuestran que dicho
mensaje puede ser malinterpretado por la población y podría aumentar el número
de alcohólicos y de problemas relacionados con el consumo de alcohol. Tal y
como señala el informe más
extenso y serio sobre dieta y cáncer, “From the point of view of cancer
prevention, the best level of alcohol consumption is zero”.
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